Corrían los caballos trayendo el día...
Corrían los caballos trayendo el día
cuando otras sirenas, no las de Ulises,
hechizaron el horror con su canto.
Se condensó el mundo, el tiempo,
el avión, las gentes y los barcos,
en un instante, un crisol de Apocalipsis,
un punto de infinita densidad
donde los gritos no previeron
el silencio que vendría.
Confundieron a los astros,
el sol cayó en la tierra empujado
por otras manos, otros miedos,
y todo para qué,
para matar, sobornar, prevenir,
aniquilar ideas, ideitas, ideales,
vendiendo una mentira fresca, cómoda, barata,
pegajosa, atómica, purpúrea
de una paz que mata
para no encontrar viva su conciencia.
1 Comments:
muy intenso este poema!
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