Espinas y Mariposas

Este es un blog de poesías, cuentos, fantasías... Quimeras y utopías...

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Nombre: ♥ஐMaría Cieloஐ♥
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Para desvestirme, elijo la rúbrica... Como ropa, el papel; y para pelear contra el mundo, una pluma...

jueves, 2 de febrero de 2006

El descubrimiento de América

Carraspeó y sorbió la bebida que había dejado sobre la mesa, en la cubierta del barco. Oteó el horizonte y contempló ese sol que mordía rabiosamente las nubes y resbalaba gotas sobre la piel. El calor hacía la tarde densa e insoportable. Meneó la cabeza, como queriendo espantar fantasmas indeseables y se puso a observar a los marineros. Parecían pequeñas marionetas; trapeaban, manejaban el timón, trazaban una y mil veces el mismo camino desde la popa hasta la proa llevando pesadas cargas: pensó si la madera del barco aguantaría tantos ires y venires o si ya tendría en su seno el surco trazado por tantos zapatos de goma.
Ya las estrellas escupían su luz y el hombre seguía en el barco. Hacía ya un tiempo que se encontraba allí. Sus pupilas, su mente, su cuerpo, sus vísceras se habían acostumbrado al incansable vaivén de la embarcación y por las noches prefería el consuelo de la luna a la celda de su camarote. Pasaba las noches buceando en recuerdos de amores perdidos, de pensamientos obscuros y algunos tenues, algunos lúcidos y otros abstractos, algunos puestos en el arribo y otros en aquella partida. ¿ Qué era lo que debía hacer? Ah, sí... Se sentía él mismo un títere macabro del destino.
De pronto alguien gritaba como para despertarlo que ya estaban cerca y ya todos se preparaban para dejar el navío. Sintió el romántico y apasionado encontronazo del metal con la tierra anhelada, al mismo tiempo que se sentía arrastrado como por un rebaño de bestias que saltaban enloquecidas buscando quién sabía qué.
Bajó la rampa del barco y miro a sus costados antes de saber que hacer. Posó su vista sobre aquellos pequeños vestidos con harapos, extendiéndole su mano como para regatearle una infancia sin hambre. Trató de esquivarlos como pudo, su mano no estaba para regalar caramelos ni fantasías. Una llovizna grisácea amenazaba con arruinarle el traje nuevo. Se acercó a la calle y bajo el cartel que decía "Puerto" abordó un taxi. "A la calle Arlington, por favor" "¿Qué tal su viaje?" "Extenuante. Diez días desde Europa en barco, un crimen. Y todo por este maldito trabajo, donde cada vez pagan menos" "No se preocupe, aquí estamos todos igual" "Y decían que Norteamérica era el ombligo del mundo..."
Cuando bajó del auto entró a Mc Donald's a atragantarse en diez minutos una hamburguesa. El ritmo de la vida crecía a pasos agigantados, y él no estaba como para aletargarse. Un cartel rezaba "508 años del descubrimiento de América..."; con unos puntos suspensivos al final que parecían guiñarle un ojo invitándolo a la reflexión. Y mientras hacía malabares con las papas fritas, la gaseosa helada y una milanesa envuelta en un papel que gritaba "alimento transgénico", su mente se perdió entre pensamientos sobre Cristóbal Colón, su nuevo mundo, potencias mundiales, globalización, desforestaciones, matanzas y un para qué que se abría brindándole quién sabe qué pensamientos tenues y abstractos...


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