Todavía te pienso
¿Sabés? Todavía te pienso. Te recuerdo entre el humo de los cigarrillos, entre el disturbio de los cafés, entre algunas canciones viejas... Donde el corazón empieza a palpitar más fuerte y te reconoce el pensamiento, en cada lugar donde una se distrae y el espíritu revolotea libre. Trato de verte, en ocasiones, a través de la gente, entre las multitudes... Te busco, todavía, aunque sepa que está mal, que me está vedado, que no debería. ¿Pero qué le importa a una el deber cuando la soledad en la noche es más grande que la luna, y una se abandona a las ideas? A veces, hasta creo que si pudiera elegir, elegiría escapar contigo. Me contento con recordarte, pensarte sin errores, me conformo con inventarme alas para llegar hasta vos, con crear fantasías que me alejen de este mundo que no es perfecto, de este mundo donde yo estoy presa y vos no estás conmigo.
Nos vendieron una felicidad efímera en una hermosa caja de cristal; pero el vendedor le puso un precio tan caro, que aún lo estoy pagando. Pero fuimos felices, algunas veces. Y es a esas veces donde esporádicamente vuelvo, empeñando mis insomnios. Es mejor soñar que vivir el presente, porque el presente muerde con dientes de marfil, pero un lindo pasado rasca la espalda con uñas de nácar...
Perdón si el tiempo traicionó tu Secreto y me burlé de él. No sabía que de ese modo estaba construyendo el abismo que te dividiría de mí. ¿Dónde estás? ¿Estás ahí todavía, justo donde te necesito? No: yo sé que no. Pero no quiero perder mis fantasías, porque es suficiente no tenerte, como para también destrozar todo mi castillo de ilusiones. Por eso te busco sólo con el pensamiento, mi lindo, alto caballero de ojos claros y rosa negra en el ojal. (No, nosotros no nacimos en el siglo correcto...) Te debo algunas fantasías y los nombres que me elegiste, te extrañan mis conversaciones sobre Lovecraft, King, las películas malas y la muerte... (¡Ah, la muerte..! Cómo quisiera que fueras vos, mi ángel negro...) Todavía te encuentro entre los que te evocan; los que te conocen y te nombran no me dejan enterrar lo que ya ha muerto.
Nos vendieron una felicidad efímera en una hermosa caja de cristal; pero el vendedor le puso un precio tan caro, que aún lo estoy pagando. Pero fuimos felices, algunas veces. Y es a esas veces donde esporádicamente vuelvo, empeñando mis insomnios. Es mejor soñar que vivir el presente, porque el presente muerde con dientes de marfil, pero un lindo pasado rasca la espalda con uñas de nácar...
Perdón si el tiempo traicionó tu Secreto y me burlé de él. No sabía que de ese modo estaba construyendo el abismo que te dividiría de mí. ¿Dónde estás? ¿Estás ahí todavía, justo donde te necesito? No: yo sé que no. Pero no quiero perder mis fantasías, porque es suficiente no tenerte, como para también destrozar todo mi castillo de ilusiones. Por eso te busco sólo con el pensamiento, mi lindo, alto caballero de ojos claros y rosa negra en el ojal. (No, nosotros no nacimos en el siglo correcto...) Te debo algunas fantasías y los nombres que me elegiste, te extrañan mis conversaciones sobre Lovecraft, King, las películas malas y la muerte... (¡Ah, la muerte..! Cómo quisiera que fueras vos, mi ángel negro...) Todavía te encuentro entre los que te evocan; los que te conocen y te nombran no me dejan enterrar lo que ya ha muerto.
Creeme. Te has transformado en todos mis Otros.
1 Comments:
Perdón, nunca te lo dije: GRACIAS, MI HOMO INDOMITI.
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