Miedos

Un crujido llama su atención a su espalda. El espacio se comprime. El miedo lo embarga. No está solo... Qué tontería. No hay nadie más con él. Un suspiro. El viento en las tuberías. Algo se rompe a la distancia. El corazón que tamborilea sobre su pecho, sobre sus sienes. El tic tac lejano de un reloj que no es de él. El terror que lo atenaza.
Lo recuerda. Toma sus llaves. En el llavero hay una pequeña linterna. Se aferra a ella como el náufrago al salvavidas. La toca, la acaricia, se reconforta, se protege, se estabiliza. La enciende. Un haz de luz corta el silencio de la oscuridad.
Ilumina una forma viscosa, homogénea, peluda. Una rata. O quizá sólo sus miedos haciendo un torbellino del espiral de sus pensamientos...
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