***El cura suspiró. Hacía calor dentro del confesionario, y el relato de los pecados de esa impía que esperaba su perdón lo empeoraba. La mujer no sólo se esmeraba en confesarle el número de todas sus parejas sexuales, con nombre y apellido, sino que también detallaba lugares, encuentros, posiciones... El padrecito comenzó a sentir gotas frías cortando su espalda. Se aflojó el collarín. Ya casi no sabía dónde meter sus manos.
***Llegado el punto cúlmine de su desesperación, justo cuando dudaba entre abrir la puerta y echar a correr, o cometer una atrocidad allí mismo, la mujer terminó de hablar.
**- La penitencia, padre.**- Un Padre Nuestro y dos Avemarías, hija. Y que no se vuelva a repetir.
10 Comments:
jajajaj, pobre padrecito.
gracias por venir a visitarme.
besos
Voy a ser mal pensado... seguro que lo pasaba mal el padrecito? Esto me recuerda EL CRIMEN DEL PADRE AMARO...
El cura la psaba muy bien en ese confesionario...a quien no le gustaría escuchar confeciones, más de indole sexual? ñ_ñ
SI te gusta bach y escribis asi,debo conocerte!!!jajjaja
Passiflorina: borré tu comentario porque con este texto esperaba adoptar un "estilo picaresco", no ser obscena...
Usuario anónimo: encantada de que quieras conocerme... ¡Así podría saber quién sos!
Pues parece que al final no le dio una penitencia demasiado dura...
....que sencillo sería saber perdonar así....
Concuerdo con pipero la penitencia no fue para nada dura, menos después de haber hecho sufrir a ese pobre hombre... En cuanto al texto, a veces, es dificil encontrar un equilibrio entre lo que es lo que debería ser, por algo somos humanos y no dioses.
un abrazo,
Desde mi principado para el mundo
jaja pobre padresito.. bajar la caveza desgarrando su instinto....
es triste que sea parte de una realidad muy cotidiana....
saludos a toda mendoza
Es el extraño comportamiento de las religiones y los dogmas de los hombres que van a veces contra la naturaleza de quien dicen representar o venerar.
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