Derrumbes invisibles
·······Así es que por eso, en esos momentos te convierto en mi ilusión y mi sostén, mi empuje y mi balaustrada; a vos, que nunca estás, que casi no existís, que sos sólo lo que yo piense de vos y de nosotros. Te doy así todos los rostros, te mudo en todas las aristas, todos los caminos, todo lo que una vez fuimos más la nostalgia, y todo lo que nunca pudimos llegar a ser pero siempre soñamos. Y nada más importa en ese pequeño fuerte que me construyo con tus besos etéreos, y con caricias de manos que ya he olvidado y temo volver a sentir. ¿Dolerán tus manos, ya no lejanas, como duelen ahora? ¿Dolerán tus labios sobre esta piel ardiente que ha sido surcada por tantos olvidos, ahondada por tantos roces imaginarios? ¿Será la realidad lo que ansían los sueños? ¿Seré yo imagen fidedigna, corpórea, de todos los rostros, los caminos, las aristas que te figuraste en este devenir de calendarios? La única respuesta la tiene ese devorador traicionero que gira las agujas del mundo. Es irónico, sin duda, que el mismo que quita y aleja sea el que nos otorgue la paz o la desgracia.
·······Será la textura del instante la que nos construya el momento.