Espinas y Mariposas
Este es un blog de poesías, cuentos, fantasías... Quimeras y utopías...
Acerca de mí
- Nombre: ♥ஐMaría Cieloஐ♥
- Ubicación: Ciudad de Mendoza, Mendoza, Argentina
Para desvestirme, elijo la rúbrica... Como ropa, el papel; y para pelear contra el mundo, una pluma...
miércoles, 30 de noviembre de 2005
lunes, 28 de noviembre de 2005
Surrealismos II
Carolina se asomó a los ojos de ese hombre, brillantes, cautivadores, que le ocultaban abismos infinitos. Se acercó a los labios trémulos que la invitaban a besarlo. Fraccionó un segundo en mil, en su cabeza, y atisbó una duda. Contrajo su cuerpo, las infinidades y su inseguridad; y se lanzó, hundiéndose en el beso más delicioso de su vida.
Despertó.
No se llamaba Carolina.
Ni siquiera era mujer.
domingo, 20 de noviembre de 2005
Billetera deshilachada
Ella había estado un tiempo fuera del país, y al volver – quizá por soledad o desapego – había comenzado a llamar a sus conocidos para reunirse con ellos. Él fue el único que aceptó la reunión, ya que le sobraba el tiempo.
La esperaba sentado. Al verla venir, quedó deslumbrado por su apariencia y lo costoso de sus ropas. Ya en el bar, y luego de algunos tragos, fue enterándose que ella era una importante empresaria, una mujer exitosa, buscada por las mejores compañías.
Con el correr de las horas, previó que la hora de la despedida se acercaba. Se excusó para ir al baño. Pensó que conocía de sobra el mundo de las mujeres como ella, donde el hombre siempre debe hacerse cargo de los gastos.
El monto de lo que ambos habían consumido se presumía elevado, y, él, nervioso, examinó sus vetustas vestimentas de albañil, sus manos callosas, de uñas secas y carcomidas... Sacó su billetera deshilachada de un remendado bolsillo, y luego de mirarla con alegórica tristeza, volvió a guardarla. Espió por el ojo de la cerradura. Ella seguiría esperándolo.
Craucasach
sábado, 19 de noviembre de 2005
Dieta Nuestra
santificada sea tu prohibición;
no vengan a nosotras las calorías;
hágase tu régimen en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro seguimiento de cada día;
perdona nuestros deslices,
como también nosotras perdonamos a las que se tientan;
no nos dejes caer en la ansiedad,
jueves, 17 de noviembre de 2005
Surrealismos
Un ángel. Un ángel, sobrevolando la inmensidad de la noche. Hace frío entre las nubes y allá abajo, lejano, se ve el campo. El aire gélido corta su piel y le entumece las alas. En el horizonte, se besan el cielo y la tierra.
Había dado tantas vueltas, que perdí la cuenta. Era verano, y reinaba un calor asfixiante. Por más que lo intentaba, sólo conseguía tener pequeños lapsos de adormecimiento, y enseguida me despertaba, inquieto.
Sobre los pastizales y bajo la noche, retozan las ovejas. Algunas duermen. El ángel mira con ternura cada uno de esos pedacitos de lana donde se refleja la luna. El pastor ha abandonado su vigilia y yace recostado sobre una piedra.
A lo lejos se escuchaban aullidos. Esos malditos perros de mis vecinos no se callan nunca. Necesito descansar para poder funcionar bien al otro día, y así no lo iba a conseguir jamás. ¡Qué tedio! ¡Qué envidia tuve en esos momentos de la gente que puede dormirse apenas se acuesta!
Manchas negras se acercan por todos lados, a gran velocidad, hacia las ovejas. ¡Lobos! El ángel teme. Atacan. ¡Lobos! Sangre, sangre animal sobre los campos. Balidos estertóreos. ¡Lobos! El ángel planea. Desciende.
Contar ovejas era lo más irónico que podía hacer, después de los malos sueños. Además, mientras más me empeñaba en dormirme, más despierto me sentía... Pero no quería abrir los ojos, porque suponía que eso me despabilaría.
Se enfrentó a las fieras. No tenía espada, ni puñal, ni cuchillo. Era un ángel pacífico.
Y al final, fue la recompensa lograr el sueño, la tranquilidad, luego del trabajo hecho.
miércoles, 16 de noviembre de 2005
Sobre el maquillaje
“Ya está”, decía, retocándose la rodilla, “por esto muchas mujeres se cansan y un día desaparecen, hacen huelga de pintura y ya es imposible verlas. El otro día, porque ella iba despintada, me choqué con Carla y casi me corre toda mi pintura. Así, una no las ve y a cada rato suceden accidentes... O la gente anda diciendo que hay ánimas sueltas, que flota el control remoto, por ejemplo, cuando solo es Silvia cambiando de canal”
Pero el cansarse de la pintura no es el único problema que tienen las mujeres. Cuando llueve, no salen. Se ven, esporádicamente, luego de una copiosa lluvia, hilitos de agua coloreada, corriendo por las veras del asfalto; pertenecientes a pobres víctimas sorprendidas por la tormenta. Además, tienen que estar dispuestas en todo momento al retoque; por lo que se las puede ver a todas acarreando pesados equipajes cargados con pinturas y pinceles.
También, la enorme gama de posibilidades de elección les ha quitado un poco de personalidad. Nada más que una dé con un estilo que le atraiga más amantes, ¡y allá van todas a pintarse como ella! Esto aburre un poco a los hombres, que a veces solo desearían algo de originalidad y estabilidad, antes que tanto cambio constante (lo que trae, además, problemas conyugales, porque si a Fulanita le gusta el marido o el novio de Menganita, se pinta como ella, ¡y ya está!, el género masculino siempre es fácil de burlar... Basta con que la impostora le muestre una de sus zonas, allí donde ha debido atenuarse la capa de pintura y hacer firuletes y figuras redondeadas con el lápiz, y ya el hombre no se fija en cuán firme es la línea de las pestañas o si el color de ojos es el mismo que el de su novia / esposa...)
“¡Y ni hablar de las pobrecitas que no tienen demasiado pulso!” seguía pensando Elena “No es raro andar viendo un montón de Picassos sueltos, caminando lo más campantes por ahí”
La orgía del lenguaje ( Solo para entendidos ^.^ )
¿Es visceral el lenguaje? ¿Es fisiológico? ¿Psicológico? ¿Psíquico? ¿Natural? Dentro de cada persona hay una constante orgía literaria, morfológica y sintáctica, donde se entremezclan verbos, adjetivos, sustantivos... Los Sujetos sienten una gran atracción por los Predicados, pero estos, hastiados, a veces los engañan con las Conjunciones; los Gerundios profesan una tendencia sadomasoquista, lo que encanta a los Participios... Pero a veces ellos también se cansan y se van, disfrazados de Adjetivos, a retozar con los Adverbios – quienes no advierten el cambio -... La otra pobre mitad de la frase verbal queda sola, en busca de la más irónica e impersonal de las satisfacciones... Se pueden observar las más variadas y descabelladas escenas de celos, como la del Sustantivo gritándole al Adjetivo si acaso su engaño con el Verbo había sido su Objeto Directo... O algo intransigente, transitorio, transitivo...
lunes, 14 de noviembre de 2005
Ay, Corazón...
Mutable, pero Eterno (Homenajes)
domingo, 13 de noviembre de 2005
Todavía te pienso
Nos vendieron una felicidad efímera en una hermosa caja de cristal; pero el vendedor le puso un precio tan caro, que aún lo estoy pagando. Pero fuimos felices, algunas veces. Y es a esas veces donde esporádicamente vuelvo, empeñando mis insomnios. Es mejor soñar que vivir el presente, porque el presente muerde con dientes de marfil, pero un lindo pasado rasca la espalda con uñas de nácar...
Perdón si el tiempo traicionó tu Secreto y me burlé de él. No sabía que de ese modo estaba construyendo el abismo que te dividiría de mí. ¿Dónde estás? ¿Estás ahí todavía, justo donde te necesito? No: yo sé que no. Pero no quiero perder mis fantasías, porque es suficiente no tenerte, como para también destrozar todo mi castillo de ilusiones. Por eso te busco sólo con el pensamiento, mi lindo, alto caballero de ojos claros y rosa negra en el ojal. (No, nosotros no nacimos en el siglo correcto...) Te debo algunas fantasías y los nombres que me elegiste, te extrañan mis conversaciones sobre Lovecraft, King, las películas malas y la muerte... (¡Ah, la muerte..! Cómo quisiera que fueras vos, mi ángel negro...) Todavía te encuentro entre los que te evocan; los que te conocen y te nombran no me dejan enterrar lo que ya ha muerto.
jueves, 10 de noviembre de 2005
El secreto de la sonrisa de la princesa
Se había endurecido con el tiempo, raras veces sus facciones de roca eran surcadas por un atisbo de sonrisa. Sus súbitos y todos sus cortesanos se preocupaban hondamente por la situación. Después del don de la palabra, que es privilegio y único atributo del ser humano, hay otra manifestación del rostro, traducida como un desborde del corazón, como frescura de las aguas cantarinas y como un relámpago dulce: la sonrisa. El soberano hacía tiempo que no la manifestaba; y todos temían que su corazón fuera a endurecerse tanto como su rostro.
Y, sin embargo, nadie conocía el pesar del rey...
Dura había sido su vida; duro el camino que había tenido que recorrer desde que se despertó rey de una nación en ruinas. No había sido justo el reinado de su padre; a lo largo de los años tuvo que enmendar con sudor y lágrimas todos los errores de su progenitor. Esto no le había dejado el tiempo necesario para elegir compañera, pero, como era debido, su consejero había sido el encargado de transar y medir dotes hasta decidirse por una bella princesa de un reino situado a unas pocas leguas de allí. Esto le aseguraba no solo buena compañía sino también unas apetecibles hectáreas de tierra y unos cuántos sementales de novillo para agregar a las arcas de palacio.
Se casaron enseguida. No era despreciable la muchacha, fue feliz durante un tiempo con ella. Pero pasados sus años de adolescencia, y con el transcurso del tiempo, fue endureciéndose, callándose, ensimismándose, extinguiéndose poco a poco su felicidad, sus ansias y deseos. Empezó a conformarse, a dejar de luchar por más, a perder interés en las cosas.
No había motivos para quejarse, pues con lo que tenían todos vivían felices en el reino, pero... De a poco un ánimo gris comenzaba a bañar las cosas y todos fueron contagiándose de esa falta, de esa ausencia.
Y, sin embargo, nadie conocía el pesar del rey...
La reina era la única que, al parecer, aún contaba con esa pícara chispa y el brillo en sus ojos. Día a día veía hundirse a su esposo en un sopor del que le costaba salir. Nada podía hacer. Sin embargo, era inmune a la enfermedad que atenazaba el alma de todos. Se la veía consultar constantemente con la bruja de palacio, que le entregaba fórmulas y pociones, aunque nadie sabía en qué las utilizaba. Todos la comprendían y la compadecían, nadie dudaba en que se empeñaba en salvar a su marido, que ya había pasado de una empatía profunda a una apatía total, y que ahora agonizaba en el lecho, preso del vacío que llenaba su alma.
Y, sin embargo, nadie conocía el pesar del rey...
Y nadie nunca lo supo. Amaneció muerto una mañana, sin descendencia que pudiera sucederlo en el trono. Un gran pesar se adueñó de todo el lugar. Nadie reconoció la sonrisa maliciosa que se escondía en el rostro de la reina, una sonrisa contenida por mucho tiempo y que para ella encerraba todos los albores de la libertad.
Lloró con fingida tristeza en los funerales, luego de deshacerse de los frascos que contenían restos de ponzoñosas y letales pociones. Empacó sus mejores vestimentas y algunas riquezas, y procuró que nadie advirtiera su huída con el forastero que por tanto tiempo la había esperado a las afueras del palacio.
La decisión
La noche era obscura, del firmamento caía la furia de Dios transformada en cascadas de gotas cristalinas...
Ya estaba frente a ella. Permaneció unos momentos indeciso. Luego, la sostuvo entre sus temblorosas manos, decidiendo si quitarle le vida a esa hermosa creación o simplemente irse. Tuvo que tomar la decisión: optó por la primera.
Obtuvo lo que quería. Anduvo aún un rato por el camino hasta que llegó al umbral de su casa. De allí dentro salió una tenebrosa voz:
- ¡Miguel! ¿Qué hacés ahí afuera a esta hora y con esta lluvia?
miércoles, 9 de noviembre de 2005
Tus ojos...
El señor del sombrero gris
Allí lo esperaban como siempre su mujer y dos preciosos críos, regalo de su madurez, y que para él eran como dos soles. Eran una familia típica; unidos por las mismas luchas, los mismos temores, las mismas alegrías, las mismas realidades que unen al género humano y los agrupa en situaciones, formas y colores.
Cuando aún faltaban unas cuadras, encendió un cigarrillo. Una llama flotó en la viscosidad de la noche y pronto flameó y se alojó en el seno del tabaco. Con esas sensaciones vivía: el frío en el rostro, la soledad, la melancolía goteando en el alma, el caminar con el eco de los pasos en su cabeza, la dureza del camino como de la vida misma, la satisfacción del tabaco en su boca.Las luces del alumbrado siguieron sus pasos; acompañándolo. La noche sin luna se predecía larga bajo las sombras de los árboles. Dio la última pitada, disfrutando cómo el humo atravesaba su cuerpo y sus sueños, y arrojó lejos los restos del cigarrillo.
martes, 8 de noviembre de 2005
El Bar del Infierno
Falta de inspiración
Miedos
Un crujido llama su atención a su espalda. El espacio se comprime. El miedo lo embarga. No está solo... Qué tontería. No hay nadie más con él. Un suspiro. El viento en las tuberías. Algo se rompe a la distancia. El corazón que tamborilea sobre su pecho, sobre sus sienes. El tic tac lejano de un reloj que no es de él. El terror que lo atenaza.
Lo recuerda. Toma sus llaves. En el llavero hay una pequeña linterna. Se aferra a ella como el náufrago al salvavidas. La toca, la acaricia, se reconforta, se protege, se estabiliza. La enciende. Un haz de luz corta el silencio de la oscuridad.
Ilumina una forma viscosa, homogénea, peluda. Una rata. O quizá sólo sus miedos haciendo un torbellino del espiral de sus pensamientos...
lunes, 7 de noviembre de 2005
El rostro tras la máscara
- Ya es hora, querido, abandonemos esta noche de quimeras y arlequines para desnudar nuestros rostros y descubrirnos...
- ¡No es tiempo aún ni lo será jamás, no quebremos la magia de este encuentro que no volverá a unirnos!
- No puedo terminar esta danza sin conocer el compás de tus labios, pero sería muy frío besar esa boca de porcelana... ¡Abandona esa máscara que oculta tu rostro y déjame penetrar la incógnita de tu boca!
- No arremetas jamás así contra un hombre, que bien rápido perderías tu audaz arrogancia si en verdad conocieras mi rostro...
- Eres frágil cuál paloma y fácil me será dominarte, vamos, ven y acércate, que corta me será la noche para demostrarte mi amor – dicho esto, ella se quitó la máscara y se descubrió ante él – Querido – le mintió para conseguir sus propósitos – si supieras cómo he esperado este momento, poder mostrarme ante ti, y además, vislumbrarte... Ahora es tu turno... – y comenzó a forcejear con él para quitarle la máscara.
- Te advertí que no debías conocerme, pero si así lo quieres... Estúpida, debía llevarte mañana... – la infantil máscara de porcelana estalló en mil pedazos, que se proyectaron hiriendo a la muchacha en su cuerpo, rostro, ojos; cegándola, desangrándola, extinguiéndola.
Diálogo entre dos
2- Sabes que no es mi intención.
1- Me hieres cuando me traspasas, cuando juegas con mis recovecos.
2- Sin embargo, no es a ti a quién debo lastimar, sabes que tu trabajo es sólo sostener a mi presa.
1- Pero igual me hieres.
2- No te quejes, sabes que eres fuerte. No puedo evitarlo, el asesino nunca lastima solamente a su víctima...
1- Pero se supone que tú me amas, fuimos creados para estar juntos...
2- Vamos, no seas tan cruel conmigo. Siempre discutimos por lo mismo.
1- Parece que no te importara. Claro, total, yo hago el trabajo sucio, sostengo a la víctima, traslado las partes, penetro en la boca del monstruo...
2- Sí, como si yo no debiese sufrir en carne propia lo que es cercenar a mi presa. Cada fibra que rompo, cada chillido que se ahoga explota en mis tímpanos y se comprime en mis venas. Pero no lo ves, no, porque el rugido de mi metal es insensible. A veces mis lágrimas se mezclan con la sangre que me obligan a derramar.
1- Calla, nunca te he visto llorar. No sigamos con esta discusión, es inútil. Es nuestro trabajo, nada más hay que decir.
domingo, 6 de noviembre de 2005
Abre tus alas
¿Qué ves ahí? ¿Qué ves, desesperado, cuando te escondés atrás del vacío de tu memoria? No te vas a escapar de este presente huyendo de la realidad de la manera que lo hacés. No sirve de nada escapar: es cierto que a veces nos apabullan con tantas banalidades, tanta política, tanto compre ya, adelgace, píntese, viaje, mire, toque, levante, venga, vaya, quédese... A la llave de la felicidad no la venden en un kiosco. ¡Son tantas las redes y tan pocas las soluciones! Te creés que ya todo está estipulado, que es así por que sí, que no queda otra que volar lejos, muy lejos con la imaginación, con cualquier otro método... Que ya no se puede hacer nada, pero no es así, entendelo, todavía podes abrir los brazos y abrazar al mundo, o luchar, o lanzar la piña o contenerte, o gritarle todos tu injusticia... Porque mirarlos con indiferencia no los mata, ya no, el mundo cambió, cada vuelta de este planeta viciado es una lágrima más en la maroma de la infancia...
Ya me conocés, pibe, soy tu alma reprimida que quiere soltarse, pero ya me has sepultado tantas veces, no sé si fue tu culpa o a veces me enterraron otros... Oíme, estoy aquí, aún incomprendida, solitaria, reconozco que no me entendés; pero cada tanto te veo filosofando el infinito y me lleno de esperanza, si supieras cuán oscuros son los barrotes de este infierno... Soy tu alma, hermano, y me estoy muriendo. Dejame volar, quiero ser libre, expresáte, reí, llorá, amá, sufrí, cantá, no dejes que este mundo a veces gris a veces rojo te quite el dejo de alegría, que esta tecnología te publique el espíritu, no te dejes...
jueves, 3 de noviembre de 2005
A mi chico - veneno
Por ejemplo, hay personas - veneno. Las hay de veneno veloz y de veneno dulce, de veneno mortal y de veneno contagioso, y así podría seguir... Son esas personas que todo lo que tocan lo contaminan, que contagian al mundo de su monótona melancolía o de sí mismos, que te rozan y te trastocan o te marean o te derrumban o te mitigan. Tienen el poder de mostrarse zalameros y convincentes (en una manera más pegajosa que las personas - imán, que suelen ser más bipolares), y atraerte como la miel a las abejas. Pero cuando te acercás sueltan esa pócima que te transforma y ya no volvés a ser el mismo.
A veces el veneno tiene la propiedad de quedarse dentro del infectado e ir soltándose poco a poco, afectando también a otras personas. Otras veces es rápido y certero y acaba en segundos con el envenenado. Y en pocas ocasiones, endura dentro de la víctima y va comiéndosela de a poco, de dentro hacia fuera; o vaga por su cuerpo hasta encontrar el corazón.
No siempre el proceso es doloroso. A veces es suave, meloso, acompasado; y el contagiado se ve dulcemente consumido, casi sin darse cuenta. Pero una vez envenenado, nadie tiene salvación. Se quiera o no, el que conoce a una persona - veneno, se ve condenado.
Aunque una de las razas más importantes, también es una de las más exóticas y raras de encontrar. Y para contrarrestar los males que éstas acarrean, están las personas - antídoto. Cualquiera puede ser una persona - antídoto bajo cierta luz. Las personas - olvido, las personas - excusa, las personas - volver a empezar, las personas - comparación... Pero esta clase de gente no ataca la fuente del problema, sino sólo el veneno. Lo hacen latir más despacio, lo esconden, lo aletargan; y la ponzoña pierde su efectividad mortal pero sigue contaminando.
Sobra contarte qué clase de persona - veneno fuiste para mí. Quién hubiera dicho que no iba a reconocer tu peligrosidad al instante, y me iba a dejar intoxicar tontamente. No fue tu veneno, por cierto, ni rápido ni doloroso, sino que me fue llenando y desbordando poco a poco; carcomiendo mis alegrías, mis anhelos e ilusiones, mis metas, arruinando todo hasta que al final sólo quedaste vos y tu causa, viéndome caer.
No siempre la maldad se encuentra en la naturaleza de las personas - veneno. A veces ellos no tienen la culpa del desastre que ocasionan. No te culpo. Yo me dejé encandilar por tus palabras y llenar con ese elixir que disfrazaste tan bien, que me brindaste como la más deliciosa panacea a mi soledad y que resultó en la más amarga de mis desesperaciones. Pero sé que no querías que fuese así. A veces, las cosas simplemente pasan.
Y ya ves, aquí estoy. Aún no puedo sacar de mi cuerpo toda esa ponzoña que dejaste, ni librarme de las pesadillas, ni dejar de sentir una opresión en el pecho cuando te veo. Los mareos, los temblores y la agitación siguen siendo una constante cada vez que estás cerca. Pero he encontrado a mi persona - antídoto, y con él te dejo atrás.
Quién sabe. Quizás hasta sea posible que tu influencia no haya sido lo suficientemente efectiva y yo pueda consumirme en paz sin lastimarlo, sin contagiarlo...
miércoles, 2 de noviembre de 2005
Inconformidades
Qué feo ha de ser
querer gritar
y tener la lengua arrebatada de cactos,
correr
y que las piedras te ofusquen los pies,
querer mirar
y que una lágrima te empañe el paisaje,
buscar
y que te pierda tu memoria,
querer amar
y que el pasado te atenace el espíritu.
Qué feo ha de ser
vivir
sabiendo que llega la muerte,
querer ser libre
cuando ya cortaron tus alas,
desear la verdad
donde todas son máscaras,
querer llorar
cuando todos esperan sonrisas,
tener
sabiendo que al final todo es efímero.
Qué feo ha de ser
querer morir
y que te claven una lanza en el costado,
pedir ayuda
y hallar sólo excusas,
querer encontrarse
y que todos los espejos estén quebrados,
desear
y reconocer que no es debido,
querer caminar
y que no haya huella ni camino.
Qué feo ha de ser
querer ganar
sabiendo que todo está ya perdido,
luchar
Donde la adversidad es más fuerte,
querer dormir
cuando las pesadillas pueblan tus sueños,
saber
donde no se puede vociferarlo,
querer matar
sabiendo que uno mismo ya ha muerto hace tiempo.
¡Qué feo ha de ser
nacer sirena
y no poder volar!
martes, 1 de noviembre de 2005
El alfa y el omega
- ¿Qué quieres..? ¿Mis ovejas?
- No quiero nada con tus animales. Me aburre su pasiva estupidez, su tranquila entrega ante lo inevitable. Prefiero tu esencia... Es más entretenido ver luchar inútilmente a tu raza contra lo que no pueden comprender, pelear contra algo que no pueden vencer...
- ¿Quién eres?
- Soy aquello a lo que todos temen, por más que me conozcan, por más que me vean constantemente en sueños o despiertos. Soy el alfa y el omega, el lugar de todos vienen y a donde todos se dirigen. Soy la esperanza de muchos y el vacío para todos. Soy todo lo que en mí quieras ver, no tengo otra forma más que la que inventan tus fantasías...
El pastor comprendió y cayó de rodillas.
- Llévame, entonces - le dijo
Pero, como si lo desoyera, el lobo que él estaba viendo frente a sí, con un gesto de hastío se alejó y comenzó a devorar las ovejas.