Días cuajados de pena

····· Pero todas son barreras infranqueables.
····· Es tu capricho. Y debería entenderlo. Pero es en esos precisos momentos cuando mi mundo oscila y todo se cae, cuando me recuestiono cada pequeñez.
····· ¿Cuánto camino se puede recorrer como una autómata, como un ente, sintiendo que todo es un sinsentido? Yo puedo decírtelo: mucho. Todo lo que yo he recorrido desde que se rompieron los cristales del ensueño y me di contra la verdad.
····· Y es en estos días cuando me enfrento a la soledad de mi lúgubre castillo vacío y mohoso, repleto de fantasmas y de miedos, cuando quisiera ser envuelta por el tibio arrullo de tus brazos.
····· Pero eso nunca pasa. Y debería entenderlo. Mas es difícil comprender el fino arte de la desidia, de la apatía, del desinterés, de tu cobardía transformada en negativas hirientes.
····· Entonces prefiero dejar que me fagocite la pena e irme a dormir en esa cama que antes me regalaba la ilusión de tu cuerpo, y ahora a veces te me devuelve en sueños.