Popurrí
········ A veces las canciones son dagas filosas que desgarran las telarañas impuestas por el olvido. Y sé que muchas otras, tras todas estas máscaras de opio y lisonja, una pequeña pero fuerte parte de mi sigue gritando después de ti. Pero ya estoy fuera, y estoy más alto, y te he visto con los ojos más limpios y más profundos que sólo poseen las personas que han llorado mucho… Porque hacían falta muchas lágrimas para poder ver todos los errores que se escondían en aquella oscuridad melosa.
········ He deseado que murieras. Lo deseo aún. Anhelo que te retuerzas entre los más espantosos dolores. Siempre pensé que lo lograríamos, que encontraríamos una manera de vivir juntos; pero las cosas evolucionaron de la manera en la que lo hicieron y fuimos sólo dos tristes topos ciegos. La única diferencia entre nosotros, es que a mí no me dolía tanto ser falible, aunque también intentaba disimularlo. Pero todos somos humanos; y hoy me carcome este odio que sólo puede haber nacido de aquél bello sentimiento opuesto que alguna vez nos inventamos. O te inventaste. Porque siempre solías creerte tus propias mentiras, como yo misma lo hacía… ¡Y era tan bello! Porque yo recibía lo que exigía; y eso debería hacerme odiarte menos. O tenerte menos lástima. Pero este contubernio de emociones dispares es ilícito y paradójico.
········ Y ahora, dime. ¿También repartes un cuento con mentiras acerca de mi? ¿O sólo te las cuentas a ti mismo? Porque es maravilloso tener convicciones; hasta que el mundo nos muestra otras caras de la realidad que no habíamos previsto y todo se desmorona… ¿No? Me encantaría saber… ¿Ves la verdad a través de todas las mentiras? Porque yo he visto el miedo. He visto la fe. He visto la mirada de cólera en tu rostro. Y sé a qué se debe. Pero el que no ha podido descubrirlo aún, eres tú. O tal vez sí, tal vez hayas llegado a la luminosa comprensión de los abstractos, y prefieras esconderte tras biombos tan endebles como absurdos. Igual que yo.
········ ¡Ay, si los mensajes fueran más claros! Creo que mi corazón tiene una grieta. ¿Cómo puedes estar por encima de mí?
········ He deseado que murieras. Lo deseo aún. Anhelo que te retuerzas entre los más espantosos dolores. Siempre pensé que lo lograríamos, que encontraríamos una manera de vivir juntos; pero las cosas evolucionaron de la manera en la que lo hicieron y fuimos sólo dos tristes topos ciegos. La única diferencia entre nosotros, es que a mí no me dolía tanto ser falible, aunque también intentaba disimularlo. Pero todos somos humanos; y hoy me carcome este odio que sólo puede haber nacido de aquél bello sentimiento opuesto que alguna vez nos inventamos. O te inventaste. Porque siempre solías creerte tus propias mentiras, como yo misma lo hacía… ¡Y era tan bello! Porque yo recibía lo que exigía; y eso debería hacerme odiarte menos. O tenerte menos lástima. Pero este contubernio de emociones dispares es ilícito y paradójico.
········ Y ahora, dime. ¿También repartes un cuento con mentiras acerca de mi? ¿O sólo te las cuentas a ti mismo? Porque es maravilloso tener convicciones; hasta que el mundo nos muestra otras caras de la realidad que no habíamos previsto y todo se desmorona… ¿No? Me encantaría saber… ¿Ves la verdad a través de todas las mentiras? Porque yo he visto el miedo. He visto la fe. He visto la mirada de cólera en tu rostro. Y sé a qué se debe. Pero el que no ha podido descubrirlo aún, eres tú. O tal vez sí, tal vez hayas llegado a la luminosa comprensión de los abstractos, y prefieras esconderte tras biombos tan endebles como absurdos. Igual que yo.
········ ¡Ay, si los mensajes fueran más claros! Creo que mi corazón tiene una grieta. ¿Cómo puedes estar por encima de mí?